Escribe Juan Falú

 

Hay una realidad contundente: la escuela paranaense de la guitarra es una referencia nacional e internacional de peso, largamente reafirmada a través de una verdadera legión de guitarristas talentosos. Pues bien, Walter fue uno de los pilares de esa escuela. Tal vez cuando comenzara abnegadamente a ejercer esa docencia, no tendría una noción clara de la trascendencia de la misma. Pero eso suele ocurrir cuando el docente es un maestro. El maestro centra su preocupación en la relación con el discípulo y ese círculo íntimo es el que empieza a reproducirse, cuando el discípulo sale formado en un sentido amplio y profundo que excede el mero tecnicismo instrumental. Esa amplitud, a mi modo de ver, se revela en la inclusión de la música argentina como lenguaje que merece ser respetado, adoptado y estudiado en los espacios académicos de la música, tarea que tuvo en Walter a uno de sus principales hacedores.

Hubo que amar mucho a la música y a la guitarra para generar esa onda expansiva, con músicos que siempre reconocieron en Walter aquella maestría fundacional.

 

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